La artrosis es una patología conocida por todos, la artrosis de tobillo es menos famosa que la artrosis de rodilla, pero más invalidante y aparece con gran frecuencia en nuestros mayores.
Se denomina artrosis de tobillo al desgaste de las superficies articulares que dan lugar al tobillo, las caras articulares de la tibia, el astrágalo y el peroné. El cartílago se erosiona perdiendo sus capas superficiales, esto hace que adquiera una forma irregular y produzca dolor y rigidez. Si el cartílago desaparece quedará el hueso que no está capacitado para amortiguar las cargas y golpes que soporta normalmente el tobillo y se dificulta de gran manera una marcha correcta.
La causa más común de la artrosis es el desgaste propio de la edad, aunque también podremos encontrarla en personas jóvenes a consecuencia de un traumatismo o fractura compleja.
Los síntomas son el dolor, la rigidez y la inflamación de la misma articulación que pueden degenerar en una imposibilidad de movimiento. Este desgaste casi siempre se produce de manera irregular, provocando problemas de alineamiento y deformidad muy marcada en la articulación, dificultando mucho la marcha y provocando que esta resulte dolorosa.
El tratamiento de la artrosis de tobillo dependerá, sobre todo del grado de artrosis que presenta la articulación:
En fases iniciales utilizaremos un tratamiento más conservador, perder peso es importante para disminuir la presión que se ejerce en la articulación afecta, uso de antiinflamatorios y fisioterapia precoz. La cinesiterapia, tanto activa como pasiva, será de gran utilidad para mantener el mayor rango de movimiento en la articulación. Realizaremos ejercicios sin peso de flexo-extensión, eversión e inversión y giros de tobillo. Al terminar la pauta de ejercicios es recomendable los baños de contraste y la aplicación de alguna crema antiinflamatoria.
Es importante comprender las necesidades de nuestro enfermo de Alzheimer, no siempre será capaz de manifestar su dolor y puede rechazar la deambulación precisamente por este motivo.
A medida que avanza y la deformidad se vuelve muy dolorosa e invalidante es necesario recurrir a cirugía. Como cirugía mínimamente invasiva encontramos la artroscopia de Tobillo: Se utiliza para hacer una limpieza de la articulación, resección de osteofitos, lavado articular o autoinjerto osteocondral.
Para casos más graves en los que una artroscopia es insuficiente se practica una fijación del pie, en la artrodesis de tobillo se fijan tibia y astrágalo a 90º.
Menos frecuentes encontramos las prótesis de tobillo, son menos utilizadas, hasta la fecha, que las de rodilla y cadera porque no dan un resultado óptimo, aunque si es cierto que cada vez se utilizan más, la artrodesis de tobillo sigue siendo la opción más usada en casos extremos de desgaste.
Marina Preciado Hortigón (Fisioterapeuta centro de día de alzhéimer “Tierra de Barros”)