Justo por eso, algunos cuidadores caen en el error de dedicar el 100% de su tiempo y energía a su enfermo, en una especie de devolución por todo lo que esa persona le ha entregado. Quizá por eso, algunos cuidadores podrían sentir culpa de salir a pasarlo bien mientras sus enfermos se quedan en casa con sus dolencias.
Esto tiene una base psicológica que lamentablemente veo muy seguido en consulta: las personas saben dar, pero no saben recibir. Y así, vivir para otros se convierte en un estilo de vida: atender sus necesidades, hacer lo que ellos digan y obtener su aprobación. Tú ves por los demás, pero ¿quién ve por ti?
¿Cómo manejar la sensación de culpa?
- Trabaja el merecimiento. Dar y recibir es una dualidad que solo funciona cuando está equilibrada. No puedes dar todo el tiempo, de la misma manera que no puedes recibir siempre. Hay que equilibrar ambas fuerzas. Recuerda: Merecer es un acto de amor hacia ti.
- Cambia el enfoque. Si tu paciente merece tus cuidados y atención, tú también te mereces descansar y recargar energías para seguir estando y ser el cuidador que esa persona necesita.
- Reconoce tu esfuerzo. Toma una hoja y escribe en la parte de arriba: “Soy un excelente cuidador. Por lo tanto, tengo derecho a…” y debajo haz una lista del 1 al 5. Completa esa oración con cinco frases positivas que te salgan y repítelas frente al espejo. Repítelo hasta que realmente lo creas.
Psicología Alzheimer.
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