Imprimir esta página
Miércoles, 11 Marzo 2020 09:24

ALZHÉIMER, PROBLEMAS Y SOLUCIONES: ALUCINACIONES Y DELIRIOS

Valora este artículo
(0 votos)

delirios

Debido a los cambios que se producen en el cerebro a causa de la enfermedad, las personas con demencias neurodegenerativas como el mal de Alzheimer, pueden sufrir dos síntomas que suelen causar en los cuidadores mucho temor e incertidumbre, las alucinaciones o los delirios.

Como ya hemos comentado en numerosas ocasiones, la demencia puede afectar a la manera en que la persona que la sufre percibe el mundo, es decir, puede que el enfermo crea que es capaz de ver u oír algo que no está en su entorno, que no es real.

Las alucinaciones y delirios no siempre vienen ocasionados por la demencia, ya que a veces pueden desencadenarse por infecciones de riñón o de vejiga, deshidratación, dolor inespecífico, déficits nutricionales o toma de determinados fármacos.   

Por eso, siempre que este tipo de síntomas aparezcan, lo más conveniente es acudir al médico para que evalúe las causas del mismo.

Pero vamos por partes.

 ¿Qué son los delirios en el Alzheimer?

Son una falsa creencia o idea que el enfermo acepta con total convicción, considerándola verdadera, a pesar de que las pruebas o evidencias exteriores demuestren todo lo contrario. Un paciente con demencia puede creer firmemente que están intentando envenenarle o que su familia le roba dinero, o que su esposo o esposa le está engañando.  Con el consiguiente estado de ansiedad, frustración, tristeza y angustia que genera en los cuidadores. La temática de los delirios es muy diversa y va desde sensaciones de perjuicio personal, de que les han robado, de infidelidad, de que la casa en la que viven no es la suya, de abandono, de que las personas no son las que dicen ser, de que en su casa viven extraños o de que las personas que salen en la televisión entran en su casa.

Pueden aparecer en cualquier momento de la enfermedad, e incluso en ocasiones, ser el primer síntoma de la demencia, aunque se presentan con más frecuencia en etapas intermedias y avanzadas de la enfermedad. Los pacientes con delirios presentan elevados niveles de ansiedad y conductas agresivas.

Si los delirios causan conductas anómalas, agresividad, miedo o agitación, y afectan a sus relaciones domésticas o sociales, precisarán tratamiento farmacológico.

Consejos para el familiar y/o cuidador

  • No rebatir constantemente al paciente, ya que provocará conflictos innecesarios.
  • Si la persona está asustada hay que tranquilizarle.
  • Distraer al paciente, desviar su atención con otra actividad, dar un paseo, escuchar música, dibujar, mirar un álbum de fotos…
  • Consultar al médico sobre las posibilidades de tratamiento con fármacos.

¿Qué son las alucinaciones en el Alzheimer?

Son la percepción de una sensación que ocurre sin que exista un estímulo real que la provoque. Una persona con alucinaciones puede ver, oír, oler o tener sensaciones táctiles de cosas que no ocurren en el mundo real.

En la enfermedad de Alzheimer, la frecuencia de las alucinaciones es menor que la de los delirios. Las alucinaciones más frecuentes son las visuales, seguidas de las auditivas y, por último, las olfativas. Las visuales pueden ser de personas o animales, y las auditivas adoptan frecuentemente la forma de voces y ruidos.

Se ha de evaluar también si existen defectos sensoriales (defectos visuales o auditivos), que en su caso habrá que corregir. Las alucinaciones se tratan con fármacos específicos en caso de que tengan una intensidad y características amenazadoras para el paciente y familiares.

Y hay que tener en cuenta, que al contrario de las alucinaciones que ocurren en otras patologías como la esquizofrenia, en el caso de las demencias, a veces no ocasionan ni generan angustia y malestar en el paciente, es decir, puede, por ejemplo, oír o ver a algún familiar ya fallecido, pero no generarle ningún tipo de ansiedad.

En esos casos, es mejor no medicar ni tratar de eliminarlas porque sería peor el remedio que la enfermedad.

Consejos para el familiar y/o cuidador

  • Reaccionar con calma.
  • Evitar convencer al enfermo de que no percibe hechos reales; eso provoca irritación y agresividad. Para él su percepción es real.
  • No decir que se está de acuerdo. Es mejor no contestar o dar respuestas neutras.
  • La mejor actitud es distraer al enfermo.
  • El contacto físico puede tener un papel tranquilizador.
  • Modifique el entorno (que haya luz suficiente en las habitaciones, que no haya demasiadas distracciones, por ejemplo, aunque una radio y un televisor pueden ser distractores para algunas personas, también pueden causar que el paciente piense que está escuchando voces; si la persona insiste en que ve a una persona extraña en el espejo, es posible que la persona no reconozca su propio reflejo.

Por último, cabe recordar que, ante cualquier síntoma de este tipo, lo más conveniente es acudir al médico de referencia para que los evalúe y determine qué tipo de medidas adoptar ante ellos.

Y, sobre todo, mantener la calma y no angustiarnos, ya que cuanta más ansiedad perciba el enfermo en el cuidador o cuidadora, más ansiedad le provocará a él.

Mª Magdalena Galindo Díaz

Psicóloga Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”

Visto 63263 veces

Lo último de Administrator

Artículos relacionados (por etiqueta)